Pixeles Muertos.

Pixeles Muertos.

domingo, 14 de diciembre de 2008

ThE LonG GoodbyE - Back in the days.


 A veces da la sensación de que los días, los meses y los años se suceden a gran velocidad. Lo cierto es que llegado El Momento probablemente todo os parezca un suspiro. Alguien a quien conocí y que era, entre otras consideraciones filiales, un amigo y compañero en esto que llamamos vida (algo que comprendí del todo cuando se marchó) dijo algo así como que todo era una mentira, y subrayó lo de todo para que quedase bien claro la amplitud de su afirmacion. Me consta que se situaba, muy a su pesar, en una situación de privilegio como para tildar de pretenciosas sus palabras.
Así que como a todos, solo nos queda la llave de la memoria y los recuerdos para acceder a esos momentos ya lejanos. En ocasiones se presentan sin haberlo solicitado, cosa nada mala siempre que no se trate de aquellos que decidimos enterrar en lo mas profundo del abismo, aunque sepamos que alguna vez nos habremos de asomar a el. Otras intentamos en vano acceder a algunos momentos pero estos se nos muestran esquivos y huidizos. Esta mañana me sucedió lo primero y por suerte vinieron a visitarme algunos de los buenos momentos de los que he tenido el privilegio de disfrutar. Como en ocasiones sucede un objeto directamente relacionado con aquellos tiempos pretéritos hizo de llave y de puente para que estos se asomaran. No eran unos demasiado lejanos y de ellos tango bastante material fotográfico como para reconstruirlos con bastante fidelidad.



Eran los días en los que entramos en la ciudad de Kannur en la noche, tras un largo viaje desde Goa y atacados por los mosquitos. Los días de los musambi juices en la heladería en frente del mercado donde acudíamos asiduamente, mitad para proveer nuestra despensa, mitad para disfrutar de la visión de las bellas trabajadoras del mismo, algo que provocó que nunca faltasen voluntarios para hacer la compra. Los días en que nos visitaban a menudo alimañas en sus mas diversas formas.







Aquellas enormes arañas como manos que algunas mañanas acompañaban nuestro despertar observandonos encaramadas el las paredes del salón o el baño, los miles de mosquitos que puntualmente amenizaban los atardeceres, las enormes vacas integrantes del servicio de tratamiento de residuos local, los murciélagos y los cuervos que se repartían el dominio de los cielos hasta los limites que el mar y las gaviotas marcaban o las serpientes que nos obligaron a confiar en una red colocada el la puerta de acceso a la casa donde nos alojamos aquel mes y medio son solo un ejemplo. Mención aparte en esta lista de fauna autóctona merece sin duda nuestra querida casera que probablemente se comporto como la mas repugnante de entre las alimañas con las que nos topamos y que trato de manera amistosa de estafarnos unas cuarenta mil rupias equivalentes a unos mil euros.  Eran los días en que buscábamos a un traductor que nos ayudase a comprender aquel idioma tan extraño, que ni nuestro conductor oriundo del estado de Maharastra podía entender, y que se nos  materializo en una versión hindi del ilustre Jose María Aznar. Los días en que encontramos al personaje en torno al que contar una historia que se desarrolla entre arrozales, altas palmeras y casas de adobe. Una historia que tiene como protagonistas a unos dioses que bailan y ríen entre las llamas de altas hogueras.
Días de King Fishers, playas paradisiacas y el Music at night del grupo The Coral en el coche camino a algún lugar de aquellos bellos parajes. Era el tiempo en que los chicos de Fraim recibieron su bautismo como hacedores de documentales por su cuenta y riesgo. También fueron las primeras navidades que pase sin estar con la familia aunque otra me acompañara en esa ocasión.


Accedo con facilidad a estos recuerdos o quiza ellos acceden a mi con facilidad, no lo se muy bien pues también recuerdo que no pude contarle ni una pequeña parte de todo lo que vivi en aquellas tierras a ese amigo que mencione al principio, y que su recuerdo a pesar de los años de convivencia se encuentra borroso o perdido. Estos otros son el tipo de recuedos que muy habitualmente me visitan estos días fríos e incomodos y que no deseo recordar. Mientras sigo esperando recuperar su memoria esta mañana y por suerte, la calidez de aquellos días vino en mi rescate









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