Pixeles Muertos.

Pixeles Muertos.

domingo, 22 de febrero de 2009

La Cassette Edicion "The Kóln concert"






He podido disfrutar de la música en directo de Keith Jarret en dos ocasiones en los últimos años, ambas en su formación de trío con los gigantes Jack DeJohnette y Gary Peacock. Especialmente memorable una deliciosa sesión en el teatro real hace ya un par de años. Pero aun tengo una espina clavada, me queda pendiente presenciar uno de sus conciertos para piano solo. Todo por culpa, entre otros motivos, del famoso concierto de Colonia.
Aun recuerdo con cierta nostalgia la primera vez que escuche este inspirado álbum y como fueron surgiendo una tras otra encadenadas las dulces melodías ante mi emocionado asombro, consciente que estaba ante algo que era especial por méritos propios.









Dicen Keith Jarrett llegó aquel veinticuatro de enero de 1975 sin nada preparado para el concierto que estaba a punto de realizar no se si confiando en su especial relación con uno de los elementos principales en el jazz, la improvisación. Y la encontró. Solo, cuando se sentó frente a su piano, las musas de la inspiración le visitaron, y tocó, ante el publico que se reunió en la ciudad alemana de Colonia para, sin saberlo, asistir a uno de los mas memorables conciertos de piano solo, dicen, de la historia de la música.





No se asusten aquellos ,de mis pocos lectores, que jamas se hayan enfrentado a 55 minutos de música sin mas intervención que la de un de piano. No teman en absoluto aburrirse, si es necesario corran ese riesgo, probablemente no se arrepentirán. Es mas fácil de lo que pueda parecer el dejarse llevar por la maravillosa, espontánea y nada monótona música de esta mítica interpretación.
Cuenta la leyenda que el pianista de Allentown, al inicio de un concierto se sentó en su silla delante del piano sin una idea de lo que tocar y espero. Según dicen espero tanto que la gente empezo a mosquearse de verdad, y el esperó pues no estaba convencido de la manera que debia comenzar.
Hasta que uno de los mas cansados de entre el publico gritó enojado ¡re sostenido! y, agradeciendo previamente la sugerencia, comenzo a tocar improvisando desde aquella nota.



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